miércoles, 13 de mayo de 2009

Los Secretos de la Abuela


¿Quién no ha probado alguna vez una máscara de belleza casera? ¿Quién no ha optado en alguna ocasión por embadurnarse con cremas de elaboración propia, apabullada por la enorme variedad de productos que ofrece el mercado… y por sus precios? No hay revista femenina que no afirme que es posible embellecerse con elementos presentes en cualquier hogar, ni mujer que no haya oído mil veces a madres, abuelas y hasta estrellas de Hollywood atribuir sus pieles radiantes al kiwi, el limón con azúcar o las cataplasmas de ajo y mandarina. La duda, sin embargo, persiste: ¿Realmente vale la pena el enchastre? ¿Es posible verse espléndida con lo que hay en la heladera? ¿Puede verdaderamente la sandía reemplazar a una crema francesa? A continuación, testeados en seres humanos reales (yo), los trucos de belleza caseros que sí funcionan… y los que ni vale la pena molestarse en intentar:

HOY:

Guitarra, vas a llorar:
Un truco común entre los guitarristas para tener uñas fuertes y largas consiste en colocar sobre las mismas una lámina de ajo, envolverla y sujetarla con fuerza, y dejarla allí toda la noche. Al parecer funciona, pero ya se imaginan las contras del método: ponerse ajo en un dedo es una cosa (los guitarristas sólo lo necesitan para una uña, la del pulgar), pero irse a la cama con emplastos en todos los dedos, a riesgo de perderlos entre las sábanas y amanecer ingratamente perfumada, ya es otra muy distinta. Alguien, sin embargo, aportó una variación algo más practicable, y allá fui. La receta consistía en clavar las uñas en una cebolla y dejarlas allí por unos 10-15 min, con una frecuencia de 2 a 3 veces por semana. Sí, tiene todos los efectos colaterales que se están imaginando, que el olor, que las lágrimas y etcétera. Pero funciona. Las uñas quedan increíblemente fuertes, y como no se parten nunca, ¡Crecen!. Así que a armarse de valor, y a intentarlo. Después me cuentan.

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